Hay personas que se inventan a sí mismas. Natalia Oreiro es una de ellas. Camaleónica y, a la vez sin alterar su esencia, es actriz, cantante, diseñadora y, ahora, también madre. Todo le calza con naturalidad porque casi nada en ella es improvisado.
Natalia se resguarda en su casa concentrada en su nuevo papel de mamá. Entre aquella mujer que debuta con un rol de villana para la televisión de toda Latinoamérica y ésta que está abocada a cuidar a su bebé, casi no hay diferencias. Durante las grabaciones que se hicieron en Bogotá y que Clarín presenció durante una jornada, a Natalia se la veía tan fresca y simpática como siempre. Tal vez con cierto nerviosismo y prudencia, poco habitual en ella frente a periodistas y cámaras. Pero se entiende: su embarazo recién comenzaba y evidentemente ese estado influía en su ánimo.Yo no quería que nadie supiera que estaba embarazada. Así que cuando llegué a filmar a Colombia, le preguntaba mucho a los directores de la miniserie cómo iban a ser las escenas que tenía que grabar porque había bastantes que implicaban cierto riesgo. Después evaluaba cuáles hacer y en cuáles me reemplazaba una doble.
¿Fue difícil estar sola dos meses, lejos de tu familia y embarazada? Fue duro porque había grabaciones todos los días excepto los domingos.
Lynch es una superproducción con una estética de cine y eso requería de mucho ensayo. Trabajar fuera del país es parte de las reglas del juego. Y yo estoy bastante acostumbrada a estar fuera de casa por un tiempo. Esto fue lo más parecido a cuando me fui de gira por Rusia. Y a pesar del cansancio (porque Bogotá está muy alto a nivel del mar), se me pasó rápido.
¿Cómo hiciste con los síntomas del embarazo para que no se dieran cuenta? No tuve mareos, por suerte. Sí estaba un poco más cansada. Pero me cuidé mucho. El equipo de trabajo fue muy profesional, muy lindo. Se creó buen clima, comíamos juntos. El tema era cuando ellos se iban de rumba, como dicen cuando salen a bailar y a beber, y yo me quedaba. No seas tan aburrida Natalia , me decían. Hice varios amigos, entre ellos la vestuarista, que también se llama Natalia.
La que habla ahora es la misma mujer que seduce desde hace años desde la pantalla (grande y chica), con la misma espontaneidad y un leve tono más maduro. Se entiende: hace poco más de un mes, su vida tiene un nuevo y fundamental habitante, Merlín Atahualpa. El bebé nació el 26 de enero, fruto de su relación con el músico Ricardo Mollo.
¿Cómo es esta nueva etapa que estás viviendo? Todo es nuevo. Y me siento muy bien aunque nada es como te lo cuentan. Los consejos te sirven pero hasta ahí. Es un mundo por descubrir. Yo me leí todo lo que encontré antes de que naciera el bebé, pero lo que aprendés, lo aprendés en el día a día. Se porta muy bien, es un gordo precioso.
Natalia asegura que, por ahora, no le encuentra a su hijo ningún parecido.Todos le encuentran alguna similitud, pero yo quiero que sea único. Además, no sé con quién compararlo. Mi mamá me dice que yo era muy inquieta, pero él, no. La verdad es que no sé cómo serán las experiencias de otras mamás, pero a mí me gusta ocuparme de todo sola. Cuantos menos seamos, mejor comunicación. Parece que en la casa de los Mollo/Oreiro el único que está celoso es Moncho, el gato.
¿Cómo pensás organizar tu carrera de ahora en adelante? Las prioridades se modifican, seguro. Tengo un proyecto para filmar una película con Lucía Puenzo en la segunda mitad del año. Por ahora, voy a concentrarme en proyectos con menos carga horaria o con horarios que yo pueda manejar. Lo llevaré al set tipo mamá canguro. Y a medida que crezca iré viendo. De ahora en más, Merlín es mi prioridad total para siempre. Esperé mucho para tenerlo y quiero disfrutarlo mucho.
¿Tenés miedos como madre que antes no tenías? El único miedo que tengo es el de la exposición. Quiero cuidarlo de eso para que sea un niño lo más común y normal posible, como cualquier otro. Si él después decide hacer algo como sus padres, todo bien. Pero que sea una decisión de él. Eso es lo único que me preocupa porque es algo que tiene que ver conmigo, no se lo quiero imponer, es mi responsabilidad. Por lo demás, va a tener amor de sobra.
El rol que interpreta en Lynch , curiosamente es el de una madre que abandona a su hijo porque siente que no puede enfrentarse a ese reto. Y de ahí en más, todo será intriga y acción. También es el primer papel de Natalia como villana televisiva. No pude resistirme a ese personaje justamente porque se sale de lo que hago habitualmente. Es una producción muy diferente de las que estoy acostumbrada y eso me enganchó. Isabel es una caradura y a la vez, encantadora. Yo fui la última en sumarme al proyecto y me encantó el elenco y la idea, explica Natalia.
El nombre del primer hijo de Natalia y Mollo desató -casi- un debate nacional. La tradición familiar del padre marca que todos sus miembros lleven las iniciales M.A.M. Pero como Natalia se sale siempre del molde, acá tampoco fue la excepción. El bebé se llama Merlín Atahualpa Mollo Oreiro, como en Uruguay y en toda Latinoamérica que suman el nombre de la madre también. Es más, en Brasil el apellido materno va primero. Y ella, defensora de su lugar, aguó (apenas) la tradición.
Dispuesta a las causas nobles, Natalia está más sensibilizada aún a partir de su maternidad. Como embajadora de Unicef este año también vamos a hacer alguna campaña. Sobre todo me interesa difundir que todos los niños que llegan al mundo merecen amor.
En el año del Dragón (según el horóscopo chino), a Oreiro le tocó el suyo. Yo quería que fuera dragón. Además, se dice que los bebés eligen a qué familia llegar, son ellos los que nos eligen. Así que teniendo eso en cuenta, lo demás, viene solo. Tal vez por eso Natalia decidió bautizar a su pequeño dragón como el brillante mago que acompañó al mítico Rey Arturo. Seguramente, Merlín sumará magia a la ya mágica Natalia.
Fuente: Botica del Espectaculo
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