martes, 3 de enero de 2012

Christian Meier no quiere ser político


'Zapatero a tus zapatos' es una de las frases bandera del actor peruano Christian Meier. Y en mayor medida, en lo relacionado con el tema político, pues aunque representa a un aspirante a la Presidencia de la República, los tejemanejes del poder no le interesan. "Jamás he visto la política con buenos ojos", dice.

En su opinión, las celebridades tienen algo que no ocurre con el resto de las personas y es que, aunque pueden convertirse en grandes líderes de opinión, jamás serán respetados completamente como líderes políticos. "Si Arnold Schwarzenegger promociona una bebida energizante, es muy probable que todos la compremos. Pero si lo vemos en un estrado dando un discurso, jamás tendrá, al menos de mi parte, completo respeto, porque no sé dónde acaba el actor y comienza el político", dice.

Por eso, su única política es "llegar al corazón de la gente que me ve. Me interesa que crean lo que hago, que las escenas los toquen", manifiesta.

En la producción de Caracol -versión local de la serie chilena homónima-, representa a Leonardo Santander, un candidato a la Presidencia que termina enredándose con una mujer que lo usa para lograr todos sus propósitos.

Y mucho más allá de sus trajes de excelente corte, la verdad es que Christian Meier cumple bien con su papel: hacerles creer a los televidentes que es el hombre que el país necesita.
"Es innegable que para un político lo más importante es su carisma. Su capacidad será juzgada después y, con suerte, al final de su mandato".

Aunque empezó como cantante (fue integrante del grupo Arena Hash y luego incursionó como solista, con éxito), Meier terminó en la actuación gracias a la telenovela Gorrión, que fue transmitida por Panamericana Televisión, de Perú.

Nacido en Lima, en 1970, lo catapultó a la fama la película No se lo digas a nadie (1998), basada en el libro del mismo nombre de su compatriota Jaime Bayly y que narra las travesuras sexuales de jóvenes limeños de estrato alto para quienes la bisexualidad era un estilo de vida.

De Bayly también hizo para cine La mujer de mi hermano, en el 2005, en la que actuó con Manolo Cardona y con la uruguaya Natalia Oreiro.

En teatro se le ve con frecuencia como espectador de montajes importantes. La presentación de La comedia infernal, con John Malkovich, que estuvo hace algunos meses en el Teatro Mayor, no fue la excepción.

Estar ahí le recordó a Meier "la vez que fui al Estadio Nacional en Lima, a ver un partido entre Perú y Argentina para las eliminatorias de México 86. Sé que muchos, más que alentar a nuestro propio equipo, fuimos porque queríamos ver jugar a Maradona en persona. Esa noche sentí lo mismo: al final no importaba qué tan buena o mala sería la obra, importaba contar en casa que vi a Malkovich actuar en teatro".

Fuente: El Tiempo

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